martes, 11 de noviembre de 2008

El Diario de Hoy


El bombero vecino.
TENGO UN VECINO que es un bombero jubilado. Gran fiesta el día que le fue concedida la jubilación, finalmente libre para dedicarse a sus propios asuntos.
Pasan algunos meses y mi vecino un día baja al jardín con una manguera para regar las flores. Pasa algún tiempo y sustituye la manguera por una más grande. No más larga, sino de un diámetro mayor. Hizo instalar una bomba, de modo que el agua sale con fuerza, más lejos. En los intervalos entre una regada y otra, lustra el extremo de metal con una franela para que no se oxide.
Llega el otoño y mi vecino primero enciende un fuego con las hojas secas, después uno con arbustos, y todo para al final apagarlo con la manguera. Pero no parece satisfecho. Tiene la mirada perdida, mira mi casa de arriba a abajo, como si evaluara la superficie, y entretanto no hace otra cosa que asegurarse de que su bomba funcione bien. Espero aterrorizado el invierno.

(Texto de Guillermo Piro)

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