lunes, 11 de marzo de 2013

Asesíname

Aquí tienes
vengo a hacerte entrega
de mis armas y mis combates
también de mis delirios
y de las flores que crecían
en la arena movediza

Toma mis puñales heroicos
y clávamelos en la esperanza
no dejes un solo trozo vivo
para que no duela
haz seguro el movimiento metálico

No habrán denuncias
nadie sabe que existes ni existirás
has silenciado cada encuentro
cauteloso, medido y amordazado
planificando muertes

Desde algún cielo oscuro
donde ni una sola estrella se atreve
te estaré mirando en la torre de piedra
en silencio, sangrando, estoicamente
como la heroína que no he sido

jamás




martes, 5 de marzo de 2013

De Deshielo a Mediodía

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Liviana, vuelve la bofetada de las esferas celestes.
La música, a nuestra sombra, inocente como
el agua de la fuente que sube entre animales salvajes,
artísticamente petrificada alrededor del chorro de agua.

Con las cuerdas disfrazadas de bosque.
Con las cuerdas como el aparejo del aguacero
la lancha es azotada por los cascos de un aguacero
y en lo íntimo, en el atasco del giroscopio, alegría.

Esta tarde se refleja la bonanza del mundo,
cuando las cuerdas son instaladas, sin que nadie toque.
Inmóviles en la niebla, los árboles del bosque
y la tundra húmeda espejeando en sí misma.

La mitad muda de la música está aquí, como el olor
a resina anda en torno a ramas heridas por el rayo.
En cada hombre, un verano subterráneo.
En el cruce de caminos, una sombra,

y se aleja corriendo, siguiendo la trompeta de Bach.
La piedad inspira súbita cautela. Dejar
su disfraz de yo en esta playa
donde la ola golpea y se retira, golpea

y se retira.
 
Tomas Tranströmer