lunes, 3 de noviembre de 2008

Cabo Polonio




Existe un lugar donde el Pampero moldea su silueta y entonces cambian las visiones como cambia el tiempo, el viento y el corazón del hombre. Su pulso fue mi pulso, en este noviembre que no supo ser abril y ya no sabía cómo esperar.

Sur y norte en alternancia refugia puñados de pasos vagabundos y los que allí llegan por caminos heroicos y demorados jamás olvidan su lenguaje, se enamoran, se hacen viento, mar y arena.

La noche es tan abrupta que duele mirar estrellas, y el destello de un alto guía, preciso y oportuno, marca el rumbo hacia la costa a los navegantes, los amantes fugaces y las almas sedientas de soledad y asombro.



L.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso! quiero estar ahi! (Lucia)