domingo, 8 de abril de 2012

Ciudad en celo

Sí, es una mina
una mina brava, difícil
como dice el Duke
que cuando no la tenés
la extrañás
y cuando la tenés
la querés tirar por la ventana.
Una mina histérica, furiosa
apurada y hostil
digo yo.
Pero si le buscás la vuelta
afloja
todas las minas terminan aflojando
está escrito en su naturaleza 
blanda, permeable, romanticona.
Afloja como un malevo
que te cachetea y al final
te pide de rodillas un beso
Te recita un verso de Borges
o te invita con un café en La Poesía
y te llora en una esquina un tango
y vos no podés
más que abrazarla
aunque te resistas
aunque la hayas querido matar
aunque te haya apuñalado impunemente
una y otra vez
la abrazás.


martes, 6 de marzo de 2012

El Barón Rampante - Italo Calvino

"Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cósimo Piovasco de Rondó, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las espesas ramas de la gran encina del parque. Era mediodía, y nuestra familia por tradición se sentaba a la mesa a aquella hora, a pesar de estar ya difundida entre los nobles la moda, procedente de la poco madrugadora Corte de Francia, de comer a media tarde. Recuerdo que soplaba viento del mar y las hojas se movían. Cósimo dijo: "He dicho que no quiero y no quiero!", y rechazó el plato de caracoles. Nunca se había visto una desobediencia tan grave."

Desde las primeras líneas de El Barón Rampante, ya queda muy en claro el carácter de este personaje impulsivo, de férrea voluntad y absolutamente adorable (virtud que se revelará más adelante) que Calvino ha construido en esta fábula. También se nos devela la ubicación geográfica, los títulos nobiliarios de la familia y a quien pertenece la voz del relato (refugio tras el cual Calvino se protege de su impulso demasiado intenso a identificarse con el personaje, como él mismo lo expresara). Desde el personaje de Biagio, un hermano de carácter más bien docil y moderado, el autor nos narra la vida durante más de cincuenta años, de un hombre que, siendo niño, toma una decisión definitiva: encaramarse en las copas de los árboles y no bajar jamás.

"Cósimo subió hasta la horquilla de una gruesa rama en donde podía estar cómodo, y se sentó allí, con las piernas que le colgaban, cruzado de brazos con las manos bajo los sobacos, la cabeza hundida entre los hombros, el tricornio calado sobre la frente. Nuestro padre se asomó al antepecho.
- Cuando te canses de estar ahi ya cambiarás de idea! - le gritó.
- Nunca cambiaré de idea - dijo mi hermano, desde la rama.
- Ya verás, en cuanto bajes!
- No bajaré nunca más!
Y mantuvo su palabra." 

El Barón Rampante, surge según confiesa el propio Calvino, como concreción de su verdadero tema narrativo: "Una persona se fija voluntariamente una difícil regla y la sigue hasta sus últimas consecuencias, ya que sin ella no sería él mismo ni para sí ni para los otros."

El aparente aislamiento del Barón y la búsqueda de la soledad sobre los árboles, se desdibuja durante el desarrollo de la historia, ya que es a partir de su "subida" al mundo arbóreo que Cósimo encuentra la forma más auténtica de relacionarse con la humanidad, tomando la distancia que le permite abarcarlo todo con su mirada, entenderlo todo, y desde allí, cada vez más alto y más a lo ancho, saltando de rama en rama por los frondosos bosques de Ombrosa, participar de manera beneficiosa en la vida de los demás.


Ahora, desde las alturas, el personaje inicia un largo camino de aprendizaje, procurándose primero las comodidades necesarias para vivir a la intemperie, para luego profundizar en las técnicas de caza, la hidráulica, la apicultura, el arte de las letras e inclusive, la experiencia sobrecogedora del amor.


Desfilan bajo sus pies, y a veces junto a él sobre los árboles, personajes tanto o más solitarios, como el tío Abogado, el bandido Gian dei Brughi, sus propios padres, y la caprichosa y apasionada Viola, con quienes el Barón va construyendo relaciones mucho más ricas desde las alturas que permaneciendo con los pies sobre la tierra.


"En sus solitarias vueltas por los bosques, los encuentros humanos eran, aunque escasos, tales que se imprimían en el ánimo, encuentros con gente que entre nosotros no se ve."


"A Cósimo, el comprender el carácter de Enea Silvio Carrega le sirvió para esto: entendió muchas cosas sobre el estar solos que después en la vida le fueron útiles. Diría que llevó siempre consigo la imagen insólita del caballero abogado, como advertencia de aquello en que puede convertirse el hombre que separa su suerte de la de los demás, y consiguió no parecérsele nunca."


"Con el trato con el bandido, pues, Cósimo había adquirido una desmesurada pasión por la lectura y el estudio, que mantuvo luego durante todo su vida. La actitud habitual en que se lo encontraba ahora, era con un ibro abierto en la mano, sentado a horcajadas de una rama cómoda, o bien apoyado en una horqueta como en un pupitre de escuela, con una hoja encima de una tablilla, el tintero en un hueco del árbol, escribiendo con una larga pluma de oca."


"Para guardar los libros, Cósimo construyó en distintas ocasiones una especie de bibliotecas colgantes, resguardadas lo mejor posible de la lluvia y los roedores, pero las cambiaba continuamente de sitio, según los estudios y lo gustos del momento, porque él consideraba los libros un poco como pájaros, y no quería verlos quietos o enjaulados, de lo contrario decía que entristecían."


"Comprendió esto: que las asociaciones hacen al hombre más fuerte y ponen de relieve las mejores dotes de cada persona, y dan una satisfacción que raramente se consigue permaneciendo por cuenta propia: ver cuánta gente honesta y esforzada y capaz hay, por la que vale la pena querer cosas buenas (mientras que viviendo por cuenta propia sucede más bien lo contrario, se ve la otra cara de la gente, aquella por la que es necesario tener siempre la mano en la espada)."


"Convaleciente, inmóvil en el nogal, profundizaba en sus estudios más serios. Comenzó en esa época, a escribir un Proyecto de Constitución de un Estado ideal fundado sobre los árboles, en el que se describía la imaginaria República de Arbórea, habitada por hombres justos...
El epílogo del libro habría debido ser éste: el autor, habiendo fundado el Estado perfecto en lo alto de lo árboles y convencido a toda la humanidad de que se estableciera en ellos y viviera feliz, bajaba a habitar en la tierra, que se había quedado desierta.
Habría debido ser, pero la obra quedó inacabada. Le mandó un resumen a Diderot, firmando simplemente: Cósimo Rondó, lector de la Enciclopedia. Diderot se lo agredeció con una breve carta."


El marco histórico de la ficción, que es fiel a los acontecimientos de la época en la que se desarrolla, a fines del siglo XVIII, nos permite asistir a diálogos absolutamente memorables como aquel que mantiene con el mismísimo Napoleón y que parodia el famoso encuentro de Alejandro Magno con Diógenes, pero con algunas "pequeñas" variantes en relación al diálogo original, que hacen de esta una de las situaciones más irónicas e hilarantes del libro.


"-Puedo hacer algo por vos, mon Empereur?
- Sí, sí- dijo Napoleón-, poneos un poco más acá, os lo ruego, para protegerme del sol, sí, así, quieto...Luego se calló, como asaltado por una idea, y vuelto al virrey Eugenio: - Tout cela me rapelle quelque chose..Quelque chose que j'ai déja vu....
Cósimo acudió en su ayuda:
- No erais vos, Majestad: era Alejandro Magno.
- Ah, pues claro! - dijo Napoleón- El encuentro de Alejandro y Diógenes!
- Solo que entonces -añadió Cósimo-, era Alejandro quien preguntaba a Diógenes qué podía hacer por él, y Diógenes quien le rogaba que se apartara...
Napoleón chasqueó los dedos como si por fin hubiese encontrado la frase que andaba buscando. Se aseguró con una ojeada que los dignatarios del séquito lo estuviesen escuchando, y dijo, en óptimo italiano:
- Si yo no fuera el emperador Napoléon, habría querido ser el ciudadano Cósimo Rondó!
Y se dió la vuelta y se fue....
Todo acabó en eso. Se esperaba que al cabo de una semana le llegase a Cósimo la cruz de la Legión de Honor. Pero nada. Mi hermano quizá se burlaba de ello, pero a la familia nos habría gustado."







martes, 21 de febrero de 2012

Valizas - Rodolfo Santullo y Marcos Vergara

Una nunca sabe cuando va a toparse por ahi con nuevas experiencias literarias, o no tan nuevas, pero que posiblemente sí creía olvidadas, cómo aquella etapa de fantasía que necesariamente debe atravesarse casi de un tirón para luego saltar hacia otros lugares donde los adultos solemos instalarnos definitivamente, con nuestra mejor cara de solemnidad. 


Muy atrás habían quedado aquellas historietas que devoraba en mi adolescencia, panza arriba en alguna playa de Piriápolis. Pero eso es historieta antigua. 

Hace un par de meses, en alguna tarde de ocio, de esas que  desafortunadamente no abundan en mi vida, me encontré navegando en algunos sitios de internet de autores que han elegido contar historias a través del dibujo. Algunas de ellas me han hecho reir como hace tiempo no lo hacía (y en tiempos de risas difíciles, bienvenidas sean!) , otras me han provocado una leve sonrisa cómplice ante la aparición de situaciones cotidianas, presentadas bajo el sutil trazo de la simpleza.

Y otras, como "Valizas", del guionista uruguayo Rodolfo Santullo y el dibujante argentino Marcos Vergara, han pasado ya a integrar la biblioteca de imprescindibles de este piso seis, reflejo virtual del espacio real.
Y así como en la vida todo es mezcla de realidad y fantasía, y sin ésta última los seres humanos no seríamos capaces de sobrevivir una sola realidad, también esta historia conjuga de una manera deliciosa la realidad de una familia uruguaya, residiendo en Valizas en plena dictadura militar y enfrentándose a sus propios demonios entre las espesas dunas del balneario rochense, y fantásticas apariciones como son el faro y las fábulas de Meneses (el farero), elementos introducidos en la historia como salvataje, el manotazo de ahogado de aquellos que, casi muertos de miedo o angustia, recurren a pequeños trucos mágicos que los ahuyenten.


En este crudo invierno, los escasos personajes que transitan por los desolados e "inhóspitos" paisajes (como si acaso no hubiese sido mucho más inhóspito que el relato transcurriera en plena ciudad, en cualquier ciudad uruguaya durante aquellos años feroces), encierran en su interior una carga muy pesada, de la que casi no se habla, se intuye, se percibe en el aire filoso como el helado viento valizero. Pareciera que la soledad los ahogara y sin embargo, no están solos, porque cada uno se las ingenia perfectamente bien para reencontrarse con el otro, a su debido tiempo, y con recursos propios: la complicidad constante de Felipe y Rufo, el amor entre Ulises y Raquel, las visitas de Felipe a Don Meneses en busca del alivio necesario que le ofrecen sus fábulas,  el regreso de Penélope y la reconciliación familiar que permite, siempre,  seguir mirando hacia adelante.

Se deslizan sutilmente, en las fábulas narradas por Meneses, algunos guiños a favor de la verdad y la justicia, como en la que narra la construcción del Faro de Alejandría: "Pero lo que aquellos no podían adivinar era que Sóstrato había entendido que el tiempo es ajeno al capricho de los hombres.
Y que hay verdades que no pueden permanecer ocultas. Las acciones de los hombres pueden ser ignoradas, pero no olvidadas."
















Se puede leer en on-line aquí: http://valizashistorieta.blogspot.com/

Pero no hay como el papel para poder desmenuzar a ritmo lento cada detalle de todo el arte que contiene el libro, disfrutarlo, palparlo, dejarse llevar como por el viento porfiado de Valizas, que silba en cada página como una réplica perfecta de uno de los lugares más mágicos que tiene nuestro paisito;  y atesorarlo.

domingo, 19 de febrero de 2012

Trópico de Cáncer - Henry Miller




"Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos."

"No tengo dinero, ni recursos, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo. Hace un año, hace seis meses, creía que era un artista. Ya no lo pienso, lo soy. Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí. Ya no hay más libros que escribir, gracias a Dios."

"La época exige violencia, pero sólo estamos obteniendo explosiones abortivas. Las revoluciones quedan segadas en flor, o bien triunfan demasiado de prisa. La pasión se consume rápidamente. Los  hombres recurren a las ideas, comme d´habitude. No se propone nada que pueda durar más de veinticuatro horas. Estamos viviendo un millón de vidas en el espacio de una generación. Obtenemos más del estudio de la entomología, o de la vida en la profundidades marinas, o de la actividad celular....."

"Dondequiera que voy las personas están echando a perder sus vidas. Cada cual tiene su tragedia privada. La lleva ya en la sangre: infortunio, hastío, aflicción, suicidio. La atmósfera está saturada de desastre, frustración, futilidad. Rascarse y rascarse....hasta que no quede piel. En lugar de desanimarme, o deprimirme, disfruto. Pido a gritos cada vez más desastres, calamidades mayores, fracasos más rotundos. Quiero que el mundo entero se descentre, que todo el mundo se rasque hasta morir."

"Durante cien años o más, el mundo, nuestro mundo, ha estado muriendo. Y, en estos cien últimos años aproximadamente, ningún hombre ha sido lo bastante loco como para meter una bomba por el ojo del culo a la creación y hacerla saltar por los aires. El mundo está pudriéndose,  muriendo poco a poco. Pero necesita el coup de grace, necesita saltar en pedazos. Ninguno de nosotros está intacto, y sin embargo, tenemos en nuestro interior todos los continentes y los mares que separan los continentes y las aves del aire. Vamos a consignar la evolución de este mundo que ha muerto, pero que no ha recibido sepultura. Estamos nadando en la superficie del tiempo y todo lo demás ha naufragado, está naufragando, va a naufragar.."

"París está lleno de gente pobre: la legión de mendigos más orgullosos y sucios que haya pisado la tierra, me parece a mí. Y, aún así, dan la impresión de estar en casa. Eso es lo que distingue al parisino de los habitantes de otras metrópolis. Cuando pienso en Nueva York, tengo una sensación muy diferente. Nueva York hace que hasta un rico se sienta insignificante. Nueva York es frío, reluciente, maligno. Los edificios dominan. Hay una especie de frenesí atómico en la actividad que se produce; cuanto más furioso el ritmo, más empequeñecido el espíritu..."

"La vida-dijo Emerson-consiste en lo que un hombre piensa todo el día. 
Si es así, en ese caso mi vida no es sino un gran intestino. No sólo pienso en comida todo el día, sino que, además, sueño con ella por la noche"

"Nunca había asistido a un concierto con el estómago tan vacío. Nada se me escapa, ni siquiera la caída del más pequeño alfiler. Es como si no llevara ropa y cada poro de mi cuerpo fuese una ventana y todas las ventanas estuvieran abiertas y la luz me inundase las entrañas."

"Por una razón u otra, el hombre busca el milagro y para lograrlo es capaz de abrirse paso entre la sangre. Es capaz de corromperse con ideas, de reducirse a una sombra, si por un solo segundo de su vida puede cerrar los ojos ante la horrible fealdad de la realidad. Todo se soporta - ignominia, humillación, pobreza, guerra, crimen, ennui - gracias al convencimiento de que de la noche a la mañana algo ocurrirá, un milagro, que vuelva la vida tolerable.
Y mientras tanto un contador está corriendo en su interior y no hay mano que pueda llegar hasta él para detenerlo.."

"Estoy vacunado contra toda clase de enfermedades, de calamidades, de penas y miserias. Es la culminación de una vida de fortaleza. Sentado en un rinconcito, todos los venenos que el mundo despide cada día pasan por mis manos. Ni siquiera me mancho una uña. Soy abolutamente inmune." 

"Ya no era un misterio para mí la razón por la que él y otros (Dante, Rabelais, Van Gogh, etc, etc) habían ido en peregrinación hasta París. Entonces entendí por qué atrae París a los torturados, a los alucinados, a los grandes maníacos del amor. Entendí por qué puedes aquí, en pleno eje de la rueda, abrazar las teorías más fantásticas, más imposibles, sin que te parezcan extrañas lo más mínimo; aquí es donde vuelves a leer los libros de tu juventud y los enigmas adquieren significado nuevos, uno por cada cana. Caminas por las calles sabiendo que estás loco, poseído, porque es más que evidente que esas caras frías, indiferentes, son los rostros de tus carceleros. Aquí todos los límites se desvanecen y el mundo se manifiesta como el matadero demencial que es. La noria se extiende hasta el infinito, las compuertas están cerradas herméticamente, la lógica corre desenfrenada con su cuchilla ensangrentada y fulgurante. El aire es frío y está paralizado, el lenguaje es apocalíptico. No hay indicacion de salida en ninguna parte; no hay otra alternativa que la muerte. Un callejón sin salida en cuyo extremo hay un patíbulo."


"Dondequiera que haya paredes, hay carteles con cangrejos brillantes y malignos que anuncian la proximidad del cáncer. Vaya donde vayas, toques lo que toques, hay cáncer y sífilis. Está escrito en el cielo; flamea y danza, como un mal augurio. Nos ha corroído el alma y no somos sino una cosa muerta como la luna."


"Paris es como una puta. Desde lejos parece cautivadora, no puedes esperar hasta tenerla en los brazos. Y cinco minutos después te sientes vacío, asqueado de ti mismo. Te sientes burlado."


"Sin embargo, no me puedo quitar del pensamiento la discrepancia existente entre las ideas y la vida. Una dislocación permamente, aunque intentemos cubrir unas y otras con un toldo brillante. Y no servirá de nada. Las ideas tienen que ir unidas a la acción; si no hay sexo ni vitalidad en ellas, no hay acción. Las ideas están relacionadas con la vida: ideas hepáticas, ideas renales, ideas intersticiales. Si sólo hubiera sido por una idea, Copérnico habría hecho añicos el macrocosmos existente y Colón habría zozobrado en el mar de los Sargazos. La estética de la idea produce macetas, y las macetas se colocan en el alféizar de la ventana. Pero, si no hubiera lluvia ni sol, ¿de qué serviría colocar las macetas fuera de la ventana?."


"Cuando me asomo a ese coño exhausto de una puta, siento el mundo entero debajo de mí, un mundo que se tambalea y se desmorona, un mundo usado y pulido como el cráneo de un leproso. Si hubiera un hombre que se atreviese a decir todo lo que pensaba de este mundo, no le quedaría ni un metro cuadrado de suelo en que plantar los pies. Cuando aparece un hombre, el mundo cae sobre él y le rompe la espalda. Siempre quedan en pie demasiados pilares podridos, demasiada humanidad infecta como para que el hombre florezca. La superestructura es una mentira y el fundamento un inmenso miedo trémulo. .......Si algún hombre se atreviera alguna vez a expresar todo lo que lleva en el corazón, a consignar lo que es realmente su verdad, creo que entonces el mundo se haría añicos, que volaría en pedazos, y ningún dios, ningún accidente, ninguna voluntad podría volver a juntar los trozos, los átomos, los elementos indestructibles que han intervenido en la construcción del mundo."


"En un tiempo pensaba que ser humano era el objetivo más alto que podía tener un hombre, pero ahora veo que estaba destinado a destruirme. Hoy me siento orgulloso al decir que soy inhumano, que no pertenezco a los hombres ni a los gobiernos, que no tengo nada que ver con la maquinaria crujiente de la humanidad: ¡pertenezco a la tierra! Digo esto con la cabeza reclinada en la almohada y siento los cuernos que me brotan de las sienes. Veo a mi alrededor a todos esos antepasados míos bailando en torno a la cama, consolándome, incitándome, flagelándome con sus lenguas viperinas, sonriéndome de reojo con sus siniestras calaveras. ¡Soy inhumano! Lo digo con una sonrisa demente, alucinada, y seguiré diciéndolo aunque lluevan cocodrilos."

"Paso revista en un instante a las mujeres que he conocido. Es como una cadena que he forjado con mi propia desdicha. Cada una atada a la otra. Un miedo a vivir separado, a salir del útero. La puerta de la matriz nunca con el cerrojo echado. Espanto y añoranza. En lo más profundo de la sangre, la atracción del paraíso. El más allá. Siempre el más allá. Todo debió empezar con el ombligo. Cortan el cordón umbilical, te dan un azote en el culo, y ¡hala!, ya estás en el mundo, a la deriva, en un barco sin timón. Miras a las estrellas y después te miras el ombligo. Te salen ojos por todas partes: en los sobacos, entre los labios, en las raíces del pelo, en las plantas de los pies. Lo distante se vuelve cercano, lo cercano se vuelve distante. Dentro-fuera, un flujo constante, un cambio de piel, lo de dentro afuera. Vas a la deriva así durante años y años, hasta que te encuentras en el centro inerte, y allí te pudres lentamente, te desintegras lentamente, te dispersas otra vez. Sólo queda tu nombre."


"Haz cualquier cosa, pero que produzca gozo. Haz cualquier cosa, pero que produzca éxtasis."

domingo, 29 de enero de 2012

El discurso vacío - Mario Levrero

"Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco.
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que
también soy yo, y no encuentro.
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego
se va por años
y años.
Aquello que yo también olvido.
Aquello
próximo al amor, que no es exactamente amor;
que podría confundirse con la libertad, 
con la verdad
con la absoluta identidad del ser
y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras
pensado en conceptos....."


"Hoy comienzo mi autoterapia grafológica. Este método (que hace un tiempo me fue sugerido por un amigo loco) parte de la base - en la que se funda la grafología- de una profunda relación entre la letra y los rasgos del carácter, y del presupuesto conductista de que los cambios de la conducta pueden producir cambios a nivel psíquico. Cambiando pues la conducta observada en la escritura, se piensa que podría llegarse a cambiar otras cosas en una persona"

"Bien. Otra vez estoy desviándome y prestando poca atención a la letra y mucha a los contenidos, lo cual es antiterapéutico, al menos en este contexto terapéutico que he elegido. No me cabe duda de que, en otro contexto terapéutico, la desviación antedicha es deseable y positiva; pero no debo mezclar los planos de trabajo, y debo ceñirme a lo que me he propuesto, es decir, una especie de escritura insustancial pero legible"

"Debo, pues, comenzar a limitarme a frases simples, aunque me suenen vacías o insustanciales..."


" Debería conseguir una serie de frases para hacer "planas", como las que usaba para aprender a escribir a máquina: puerto europeo, quiero pupitre, tu potro torpe, salsa salada, alhaja falsa. Pero este tipo de trabajo monótono me aburre..."

"Llega mi mujer a fastidiar. Es tremendamente celosa de mi soledad; no hay caso de que alguna vez me vea concentrado en algo distinto de ella, que no trate por algún medio de desconcentrarme, hacerme perder el hilo, el clima, desparramar mis jugos cerebrales en todas direcciones. En mi experiencia, se trata de una ley general. También en la experiencia de algunos hombres que conozco. Pero es algo que no termino de entender bien y que me estropea bastante la vida..."


"De todos modos, aun cuando esta creencia mía sea errónea, me resulta útil (en verdad, no conozco ninguna creencia auténtica, es decir, coherente con la realidad, que arroje resultados prácticos interesantes. Aunque toda creencia es falsa, es decir, no coherente con la realidad de los hechos, en tanto que una creencia es algo limitativo, pobre, incapaz de abarcar toda la rica variedad y dimensionalidad del Universo; pero justamente por ser limitativa y mientras no sea descabelladamente delirante - y a veces a pesar de serlo - la creencia produce un efecto sumamente eficaz, concentrado, en toda acción. De modo que para triunfar en la vida es preciso creer en algo, o sea estar, por definición, equivocado)."

"Es apropiado y positivo tener un rito como este de escribir todos los días como primera actividad. Tiene algo del espíritu religioso que tan necesario es para la vida y que, por distintos motivos, he ido perdiendo cada vez mas con los años, acompañando en este proceso a la Humanidad. Me fastidia ser tan influenciable y dependiente de una sociedad con la cual no comparto la mayor parte de sus opiniones, motivaciones, objetivos y creencias....
La verdad de los hechos es que no somos otra cosa que un punto de cruce entre hilos que nos trascienden, que vienen no se sabe de dónde y van no se sabe adónde..."


"Soy un chico malo. Hace varios días que no hago mis deberes. También hace muchos días que no me baño. Huelo muy mal."

"Pero en esta casa lo que prima no es mi criterio, sino que se vive una rígida estructura determinada por la Limpieza, la que pasa a ser un valor que se ubica por encima de la Gente y de la Vida."


"La Vida, con su propia lógica, sus propios anhelos y necesidades, tanscurre en alguna parte, pero no aquí. Aquí transcurre la improductiva soledad del preso, el frío interior que el verano no disipará. El tiempo no corre junto a nosotros ni nosotros sabemos jugar con el tiempo; el tiempo es sólo un asesino, lento pero seguro, que nos mira con un dejo de burla por debajo de su guadaña, y nos permite ir disfrutando en cómodas cuotas del frío que nos está esperando en la tumba que lleva nuestro nombre."

"Debo caligrafiar. De eso se trata. Debo permitir que mi yo se agrande por el mágico influjo de la grafología. Letra grande, yo grande. Letra chica, yo chico. Letra linda, yo lindo."


"..."soy el artífice de mi destino", es una pretensión tal vez excesiva, pero pienso que a veces no está mal apuntar demasiado alto, sobre todo en un medio donde todo condiciona a que se apunte bajo, y donde la mediocridad es uno de los méritos mas celebrados.."


"Esa es la clave. Recuperar el contacto con el ser íntimo, con el ser que participa de algún modo secreto de la chispa divina que recorre  infatigablemente el Universo y lo anima, lo sostiene, le presta realidad bajo su aspecto de cáscara vacía."


"Ese disgusto tiene que ver, según he podido percibir, con el hecho de llevar ya demasiado tiempo viviendo fuera de mí mismo, ocupándome de cosas que suceden fuera de manera exclusiva...No importa qué es lo que se está viviendo cuando uno está apartado de Sí Mismo; todo carece igualmente de peso, todo transcurre sin dejar ninguna huella memorable.."


"Tengo plena conciencia de que estos ejercicios caligráficos han ido derivando en ejercicios narrativos; hay un discurso -un estilo, una forma, más que un pensamiento- que se impone ansiosamente a mi voluntad."


"Hay un fluir, un ritmo, una forma aparentemente vacía; el discurso podría tratar de cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esa indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas.."

" Cree la gente, de modo casi unánime, que lo que a mí me interesa es escribir. Lo que me interesa es recordar, en el antiguo sentido de la palabra (=despertar). Ignoro si recordar tiene relación con el corazón, como la palabra cordial, pero me gustaría que fuera así.
La gente incluso suele decirme: "Ahí tiene un argumento para una de sus novelas", como si yo anduviera a la pesca de argumentos para novelas y no a la pesca de mí mismo. Si escribo es para recordar, para despertar el alma dormida, avivar el seso y descubrir sus caminos secretos; mis narraciones son en su mayoría trozos de la memoria del alma y no invenciones"

sábado, 28 de enero de 2012

El zorro de arriba y el zorro de abajo - José María Arguedas

"En abril de 1966, hace ya algo más de dos años, intenté suicidarme. En mayo de 1944 hizo crisis una dolencia psíquica contraída en la infancia y estuve casi cinco años neutralizado para escribir. El encuentro con una zamba gorda, joven, prostituta, me devolvió eso que los médicos llaman "tono de vida"..."


"Escribo estas páginas porque se me ha dicho hasta la saciedad que si logro escribir recuperaré la sanidad. Pero como no he podido escribir sobre los temas elegidos, elaborados, pequeños o muy ambiciosos, voy a escribir sobre el único que me atrae: esto de cómo no pude matarme y cómo ahora me devano los sesos buscando una forma de liquidarme con decencia, molestando lo menos posible a quienes lamentarán mi desaparición...."

"Onetti tiembla en cada palabra, armoniosamente; yo quería llegar a Montevideo - estoy en Santiago - entre otras cosas para saludarlo, para tomarle la mano con que escribe."

"De Cortázar sólo he leído cuentos. Me asustaron las instrucciones que pone para leer Rayuela. Quedé, pues,  merecidamente eliminado, por el momento, de entrar en ese palacio."


"El Zorro de Abajo: Entiendes bien lo que digo y cuento?

El Zorro de Arriba: Confundes un poco las cosas.

El Zorro de Abajo: Así es. La palabra, pues, tiene que desmenuzar el mundo. El canto de los patos negros que nadan en los lagos de altura, helados, donde se empoza la nieve derretida, ese canto se arrastra en las punas, hace bailar a las flores de las yerbas duras que se esconcen bajo el ichu, ¿no es cierto?


El Zorro de Arriba: Sí, el canto de esos patos es grueso, como de ave grande; el silencio y la sombra de las montañas lo convierte en música que se hunde en cuanto hay.


El Zorro de Abajo: La palabra es más precisa y por eso puede confundir. El canto del pato de altura nos hace entender todo el ánimo del mundo.
Sigamos. Este es nuestro segundo encuentro........
Este mundo de abajo es el mío y comienza con el tuyo, abismos y llanos pequeños o desiguales que el hombre hace producir a fuerza de golpes y canciones; acero, felicidad y sangre, son las montañas y precipicios de más profundidad que existen. ¿Suceden ahora, en este tiempo, historias mejor entendidas, arriba y abajo?


El Zorro de Arriba: Ahora hablas desde Chimbote...Hace dos mil quinientos años Tutaykire (Gran Jefe o Herida de La Noche), el guerrero de arriba, hijo de Pariacaca, fue detenido en Urin Allauka, valle yunga del mundo de abajo; fue detenido por una virgen ramera que lo esperó con las piernas desnudas, abiertas, los senos descubiertos y un cántaro de chicha. Lo detuvo para hacerlo dormir y dispersarlo. El agua baja de las montañas que yo habito; corre por los valles yungas encajonados entre montañas secas y ocres y se abre, igual que la luz, cierto, cerca del mar; son venas delgadas en la tierra seca, entre médanos y rocas cansadas, que es la mayor parte de tu mundo. Oye: yo he bajado siempre y tú has subido. Pero ahora es peor y mejor. Hay 
mundos de más arriba y de más abajo. El individuo que pretendió quitarse la vida y escribe este libro era de arriba; tiene aún ima sapra sacudiéndose bajo su pecho. ¿De dónde, de qué es ahora?....."


"No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores. No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachácamac y Pachacutec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, Tupac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren, la fiesta de Qoyllur Riti y la del Señor de los Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4.000 metros; patos que hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo. Imitar desde aquí a alguien resulta algo escandaloso. En técnica nos superarán y dominarán, no sabemos hasta qué tiempos, pero en arte podemos ya obligarlos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer incluso sin movernos de aquí mismo. Ojalá no haya habido mucho de soberbia en lo que he tenido que hablar; les agradezco y les ruego dispensarme."

Los Ríos Profundos - José María Arguedas

"Entramos al Cuzco de noche. La estación del ferrocarril y la ancha avenida por la que avanzábamos lentamente, a pie, me sorprendieron. El alumbrado eléctrico era más debil que el de algunos pueblos que conocía. Verjas de madera o de acero defendían jardines y casas modernas. El Cuzco de mi padre, el que me había descrito quizá mil veces, no podía ser ése."

"Toqué las piedras con mis manos, seguí la línea ondulante, imprevisible, como la de los ríos, en que se juntan los bloques de roca. En la oscura calle, en el silencio, el muro parecía vivo, sobre la palma de mis manos llameaba la juntura de las piedras que había tocado..."

"En los grandes lagos, especialmente en los que tienen islas y bosques de totora, hay campanas que tocan a la medianoche. A su canto triste salen del agua toros de fuego, o de oro, arrastrando cadenas; suben a las cumbres y mugen en la helada; porque en el Perú los lagos están en la altura. Pensé que esas campanas debían de ser illas, reflejos de la María Angola, que convertiría a los amarus en toros. Desde el centro del mundo, la voz de la campana, hundiéndose en los lagos, habría transformado a las antiguas criaturas.."

"Cierta vez llegamos a un pueblo cuyos vecinos principales odian a los forasteros. El pueblo es grande y con pocos indios....En el pueblo del que hablo, todos los niños estaban armados con hondas de jebe; cazaban a los pájaros como a enemigos de guerra; reunían los cadáveres a la salida de las huertas, en el camino, y los contaban: veinte tuyas, cuarenta chihuacos, diez viuda-pisk'os....Un cerro alto y puntiagudo era el vigía del pueblo. En la cumbre estaba clavada una cruz; la más grande y poderosa de cuantas he visto.....Una multitud de indios vinieron de las comunidades del valle...luego escalaron el cerro, lanzando gritos, llorando. Desclavaron la cruz y la bajaron en peso. Vinieron por las faldas erizadas y peladas de la montaña y llegaron de noche....
Yo abandoné ese pueblo cuando los indios velaban su cruz en medio de la plaza...Era un pueblo hostil que vive en la rabia, y la contagia. En la esquina de una calle donde crecía yerba de romaza que escondía grillos y sapos, habia una tienda. Vivía allí una joven alta, de ojos azules. Desde el abra podía ver la esquina, casi terminaba allí el pueblo....
Luego regresaba a mi casa, despacio, pensando con lucidez en el tiempo en que alcanzaría la edad y la decisión necesarias para acercarme a una mujer hermosa, tanto más bella si vivía en pueblos hostiles...."


"Era aún temprano; las paredes del patio daban mucha sombra; el sol encendía la cal de los muros, por el lado del poniente. El aire de las quebradas profundas y el sol cálido no son propicios a la difusión de los sonidos; apagan el canto de las aves, lo absorben; en cambio, hay bosques que permiten estar siempre cerca de los pájaros que cantan....
Sin embargo, bajo el sol denso, el canto del zumbayllu se propagó con una claridad extraña; parecía tener agudo filo. Todo el aire debía estar henchido de esa voz delgada; y toda la tierra, ese piso arenoso del que parecía brotar...Zumbayllu, zumbayllu!! repetí muchas veces el nombre, mientras oía el sonido del trompo...Y causaba alegría repetir esta palabra, tan semejante al nombre de los dulces insectos que desaparecían cantando en la luz.....
El canto del zumbayllu se internaba en el oído, avivaba la memoria de los ríos, de los árboles negros que cuelgan en las paredes de los abismos"


"Vendrán en avalancha los colonos de enfrente-reflexioné a solas-, o se morirán tranquilos en sus chozas de malahoja!. Ellos no tienen espanto a la muerte. La reciben entre himnos fúnebres, aunque nadie le hace caso a la muerte de un indio. Se visten de luto en las comunidades, pero los colonos ya ni eso saben; pululan en tierra ajena como gusanos; lloran como criaturas; como cristianos reciben órdenes de los mayordomos, que representan a Dios, que es el patrón, hijo de Dios, inalcanzable como Él."


"Por el puente colgante de Auquibamba pasaría el río, en la tarde. Si los colonos, con sus imprecaciones y sus cantos, habían aniquilado a la fiebre, quizá, desde lo alto del puente la vería pasar arrastrada por la corriente, a la sombra de los árboles. Iría prendida en una rama de chachacomo o de retama, o flotando sobre los mantos de flores de pisonay que estos ríos profundos cargan siempre. El río la llevaría a la Gran Selva, país de los muertos. Como al Lleras!"

martes, 6 de diciembre de 2011

Pájaro azul

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.

luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?


Charles Bukowski

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Poema dormido


El poema no sale
está hundido bajo la piel
clavado en los ojos desesperados
prendido a la lengua y bajo las uñas
que aferran los versos
como flores blandas, deshojadas
muertas.

El poema no sale
se esconde de mí
agazapado entre las vísceras
me teme, desconfía
se cansó de llorarme
y se ha sentado en el centro
me observa, piadoso
y en silencio
se duerme.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Abraza la oscuridad

 

La confusión es el dios
la locura es el dios

la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.

La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.

no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.

aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.

La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas

no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes

mantente alejado de dios
permanece angustiado

deslízate.


Charles Bukowski 

sábado, 29 de octubre de 2011

Purga - Sofi Oksanen


Días atrás, leyendo el suplemento cultural de un conocido diario uruguayo, un artículo llamó mi atención inmediatamente. Quizás fue el joven rostro de la autora mencionada en él, cuya palidez contrastaba abruptamente con las coloridas rastas que le caían sobre los hombros. Quizás fue el título del libro, que se me hacía seductor por el solo hecho de sugerir una búsqueda de purificación, de cierta limpieza de algo que aún desconocía.
Pero lo que terminó de alentarme a leer el libro fue la propia historia. Una historia que recorre en un permanente vaivén temporal y emocional, las crudas vivencias del pueblo estonio desde antes de la ocupación soviética hasta los años noventa, poco tiempo después de la desintegración de la URSS

"Aliide Truu miraba fijamente a la mosca y ésta le devolvía la mirada. Aquellos ojos globulosos le provocaban náuseas. Era una mosca excepcionalmente grande, ruidosa, ansiosa por poner huevos. Mientras aguardaba en la cocina, se frotaba las alas y las patas sobre la cortina, como preparándose para comer. Buscaba carne, solo carne.  Las mermeladas y el resto de las conservas estaban a salvo, pero la carne no. La puerta de la cocina se hallaba cerrada. La mosca esperaba."

Así comienza Purga, la tercera novela de la finlandesa Sofi Oksanen. Una narración que utiliza un lenguaje tosco, duro (por momentos demasiado duro), que nos hace casi respirar ese aire espeso y maloliente que brota de las cocinas, las camas que huelen a cebolla como los hombres que duermen en ellas y los poros de algunos personajes tan putrefactos como la carne donde finalmente la mosca, que siempre gana, deposita sus larvas y luego, todo está perdido.

La novela narra la historia de Aliide Truu, una anciana que vive y resiste en una despoblada zona rural del este de Estonia, ya recuperada la independencia del régimen comunista soviético, y de Zara, una jóven rusa que aparece una mañana en su jardín como un "extraño bulto" cubierto de barro, harapiento y sucio, y de cómo la relación entre ambas mujeres va revelando un pasado común marcado por el miedo, la humillacíon, las violaciones y la tortura sistemática de un pueblo que ha sufrido, como tantos, el peso de la dominación, el abuso y la discriminación étnica y política. Creo que este es el verdadero motivo para leer Purga: un libro que nos ayuda a entender el sufrimiento, el pasado que no debe repetirse y cómo un ser humano que es vícitima del horror y la violación sistemática de sus derechos más fundamentales, puede convertirse a su vez en victimario, en un espejo de su propio verdugo.

Pero en esta lúgubre historia, narrada en un lenguaje detallista hasta la crudeza y sin ninguna clase de tapujos (y por momentos, hasta poético), también hay lugar para el amor, un amor que a veces nos muestra su peor cara, irracional, egoísta, mezquina, y otras, se revela como un rayo de luz en la oscuridad de un húmedo refugio donde ni siquiera hay lugar para la cordura.

Una noche más aquí. Ingel y yo estuvimos pensando en que tenemos que ir a buscar a Linda. Con su ayuda seguro que lo conseguiré; no importa el tiempo que tarde.
No soy libre todavia, pero pronto lo seré, y siento mi corazón ligero como una golondrina.
Pronto estaremos juntos los tres.
Hans Pekk,
hijo de Eerik,
campesino de Estonia.

Quizás el Premio a la Mejor Novela Europea del Año 2010 le quede un poquito grande a Purga. Quizás no. Los premios no son más que valoraciones subjetivas de algunos que los otorgan, como la mia al escribir lo que estoy escribiendo.
Seguramente Purga no es libro que vas a leer una y otra vez siempre con el aliciente de un nuevo hallazgo o que irás recomendando por ahí a ojos cerrados.
Pero sin temor a equivocarme, puedo decir que Purga es un libro que conmueve, que nos hace tambalear hasta los huesos, que permite entender un poco más uno de los capítulos más duros de la historia europea y hasta donde pueden llegar los límites del sufrimiento humano que va carcomiendo nuestro espíritu hasta transformarnos en seres absolutamente desconocidos, incluso para nosotros mismos.







viernes, 28 de octubre de 2011

Arenas Movedizas

Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Y tú
Como un alga dulcemente acariciada por el viento
En las arenas del viento te agitas entre sueños
Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Pero en tus ojos entreabiertos
Han quedado dos pequeñas olas
Demonios y maravillas
Vientos y mareas
Dos pequeñas olas para ahogarme.

Jacques Prévert

Para tí, mi amor




Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
mi amor
Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti
mi amor
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
mi amor
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor.



 Jacques Prévert

martes, 25 de octubre de 2011

Las Piedras

Oigo caer las piedras que arrojamos,

transparentes como cristal a través de los años. En el valle

vuela la confusión de los actos

del instante, vociferantes, de copa

en copa de los árboles, se callan

en un aire más tenue que el presente, se deslizan

como golondrinas desde una cima

a otra de las montañas, hasta

alcanzar las mesetas ulteriores,

junto a las fronteras del ser. Allí caen

todas nuestras acciones

claras como el cristal

no hacia otro fondo

que el de nosotros mismos.


Tomas Tranströmer

lunes, 17 de octubre de 2011

Noches Blancas - Fiódor Dostoievski

Noches Blancas quizá no sea el libro más comentado de Dostoievsky, pero desde la primera página ya sentí  fascinación y apego por ese personaje solitario y extremadamente soñador que nos relata una breve pero muy intensa historia romántica que transcurre en tan sólo cuatro noches y una mañana.

La vertiginosa historia que se desarrolla en poco más de cincuenta páginas, sin desperdicio ninguna de ellas, se torna aún mucho más ensoñadora en el escenario absolutamente mágico del verano de San Petersburgo, donde el sol nunca termina de ponerse y la ciudad por las "noches" se ve envuelta en una clara luz con matices azulados y rosas bajo un cielo que jamás se apaga.

"Era una noche prodigiosa, una de esas que quizá sólo vemos cuando somos jóvenes, lector querido. Hacía un cielo tan hondo y tan claro, que, al mirarlo, no tenía uno más remedio que preguntarse, sin querer, si era verdad que debajo de un cielo semejante pudiesen vivir criaturas malas y tétricas"

El relato comienza de esta manera, con una descripción jovial y llena de ímpetu de nuestro solitario personaje, que pese a su trágica visión de un futuro igualmente desolado, va por la vida lleno de optimismo y alegría de vivir, como si en el fondo se regocijara de saberse destinado al fracaso y a la soledad. Esta solo, pero siente que conoce a todos los habitantes de San Petersburgo, los observa alegremente, mira con atención cada detalle del mundo que lo rodea, canta, dialoga con las casas, y anhela el amor.

Y allí, deambulando por las calles, en pleno goce de su observación de ese mundo que le es tan conocido y ajeno al mismo tiempo, se tropieza con Nástenka, la mujer con la que pasaría las próximas noches embarcado en la heroica misión de lograr reunir a Nástenka con su novio, a quien espera desde hace ya un año y que, según lo prometido tiempo atrás, ha regresado a la ciudad para casarse con ella.

Nuestro personaje anhela tanto amar y ser amado, que se olvida por completo de si mismo en esta misión, no conoce el egoismo, no siente odio por el otro hombre, y el solo encuentro de cada noche con Nástenka le produce tal ansiedad y estado de júbilo que ni siquiera logra dormir. Frente a ella confiesa su vida entera: "..ahora se han abierto mil troneras en mi cabeza y tengo que verter mi corazón en un torrente de palabras, si no quiero que me ahoguen.."

A través de estos desesperados diálogos, cargados de dinamismo, anhelos y frustraciones, ambos personajes se van descubriendo mutuamente y a ellos mismos. Las confesiones se turnan entre el hombre y la mujer, quiénes construyen a través de la absoluta sinceridad, una amistad que se confunde demasiado con el amor. Este sentimiento, que es absolutamente visible en el hombre desde el primer encuentro con Nástenka, en ella se va construyendo durante el transcurso de las noches blancas, sin perjuicio del amor que siente por el otro y tal duplicidad será revelada finalmente en una carta enviada por Nástenka durante la mañana que cierra el relato: "...le dije a Ud. que le amaría, y sigo amándole, se lo juro; y siento por usted algo más que amor. Dios mío, si yo pudiese amarlos a los dos al mismo tiempo! Oh, si usted y él no fuesen más que un solo hombre!"

Si las noches eran claras y mágicas, la mañana se presenta oscura y hostil, lluviosa, triste. El ambiente que rodea al personaje se va fundiendo con su estado de ánimo, y con la visión de un futuro que ya intuía desde siempre: "Vi palidecer los colores de las paredes, divisé todavía más telerañas en los rincones. No se por qué, al mirar hacia afuera por la ventana, parecióme que la casa frontera también había envejecido y se habá puesto más descolorida y ruinosa...O será que mis ojos miraron en mi futuro y en él vieron algo árido y triste, algo semejante a mí mismo, al que soy ahora, al que seré dentro de quince años, en el mismo cuarto, igualmente solo.."

Pero cualquier sentimiento de piedad y condolencia que el lector pueda sentir hacia nuestro personaje a esta altura del relato, seguramente se transformará en una sutil sonrisa de admiración hacia la heroica exclamación final: "Qué tu vida, Nástenka, sea dichosa y tan clara y gustosa cual tu dulce sonrisa, y bendita seas por el momento de ventura y de felicidad que diste a otro corazón solitario y agradecido!
Dios mio! Todo un momento de felicidad! Sí!, ¿ no es acaso bastante para colmar una vida?..."

Y sí que lo es.





sábado, 15 de octubre de 2011

De Profundis

Existe un campo de rastrojos donde cae una lluvia negra.
Existe un árbol pardo que se alza solitario.
Existe un viento que susurra entre chozas vacías.
Qué atardecer tan triste.

A la orilla de la aldea
la dulce huérfana recoge escasas espigas.
Sus ojos redondos y dorados recorren el crepúsculo
y su seno anhela al esposo celestial.

De regreso al hogar
unos pastores hallaron el dulce cuerpo
descompuesto en el espino.

Una sombra soy lejos de oscuras aldeas.
El silencio de Dios
bebí en la fuente del bosque.

Sobre mi frente golpeó un frío metal.
Arañas buscan mi corazón.
Hay una luz que se extinguió en mi boca.

De noche me encontré en un páramo,
colmado de deshechos y de polvo de estrellas.
En los avellanos
tintinearon ángeles cristalinos.

Georg Trakl

lunes, 3 de octubre de 2011

Lo que queda

Queda el silencio
pero es un silencio bueno, 
necesario

Queda la espina
como una advertencia
que ya no lastima
se ha hecho carne

Queda  el río turbio
lleno de piedras y  de ramas
pero corre, se bifurca
anhelante

Queda  aún el vacío
pero sin renuncias
como un campo fértil
todavía

Queda el amor
siempre queda el amor
intacto, desconocido
sin memoria







domingo, 2 de octubre de 2011

Un sueño (Franz Kafka)

Josef K. soñaba.

Era un día hermoso, y K. quiso salir a pasear. Pero apenas dió dos pasos, llegó al cementerio. Vió numerosos e intrincados senderos, muy numerosos y nada prácticos; K. flotaba sobre uno de esos senderos como sobre un torrente, en un inconmovible deslizamiento. Su mirada advirtió desde lejos el montículo de una tumba recién cubierta, y quiso detenerse a su lado. Ese montículo ejercía sobre él casi una fascinación, y le parecía que nunca podría llegar lo suficientemente rápido. De pronto, sin embargo, la tumba casi desaparecía de la vista, oculta por estandartes que flameaban y se entrechocaban con fuerza; no se veía a los portadores de los estandartes, pero era como si allí reinara un gran júbilo.

Todavía buscaba a la distancia, cuando vió de pronto la misma sepultura a su lado, cerca del camino; pronto la dejaría atrás. Salto rápidamente al césped. Pero como en el momento del salto el sendero se movía velozmente bajo sus pies, se tambaleó y cayó de rodillas justamente frente a la tumba. Detrás de ésta había dos hombres que sostenían una lápida en la tierra, donde quedó sólidamente asegurada. Entonces surgió de un matorral un tercer hombre, en quién K. inmediatamente reconoció a un artista. Sólo vestía pantalones y una camisa mal abotonada; en la cabeza tenía una gorra de terciopelo; en la mano un lápiz común, con el que dibujaba figuras en el aire mientras se acercaba
Apoyó ese lápiz en la parte superior de la lápida; la lápida era muy alta; el hombre no necesitaba agacharse, pero si inclinarse hacia adelante, porque el montículo de tierra (que evidentemente no quería pisar) lo separaba de la piedra. Estaba en puntas de pie y se apoyaba con la mano izquierda en la superficie de la lápida. Mediante un prodigio de destreza logró dibujar con un lápiz común letras doradas y escribió: "Aquí yace". Cada una de las letras era clara y hermosa, profundamente inscripta y de oro purísimo Cuando hubo escrito las dos palabras, se volvió hacia K. que sentía gran ansiedad por saber cómo seguiría la inscripción, apenas se preocupaba por el individuo y sólo miraba la lápida. EL hombre se dispuso nuevamente a escribir, pero no pudo, algo se lo impedía; dejo caer el lápiz y nuevamente se volvió hacia K. Esta vez K. lo miró y advirtió que estaba profundamente perplejo, pero sin poder explicarse el motivo de su perplejidad. Toda su vivacidad anterior había desaparecido. Esto hizo que también K. comenzara a sentirse perplejo; cambiaban miradas desoladas; había entre ellos algún odioso malentendido, que ninguno de los dos podía solucionar. Fuera de lugar, comenzó a repicar la pequeña campana de la capilla fúnebre, pero el artista hizo una señal con la mano y la campana cesó. Poco después comenzó nuevamente a repicar; esta vez con mucha suavidad y sin insistencia; inmediatamente cesó; era como si solamente quisiera probar su sonido. K. estaba preocupado por la situación del artista, comenzó a llorar y sollozó largo rato en el hueco de sus manos. El artista esperó que K. se calmara y luego decidió , ya que no encontraba otra salida, proseguir su inscripción . El primer breve trazo que dibujó fué un alivio para K. pero el artista tuvo que vencer evidentemente una extraordinaria repugnancia antes de terminarlo; además, la inscripción no era ahora tan hermosa, sobre todo parecía haber mucho menos dorado, los trazos se demoraban, pálidos e inseguros; pero la letra resultó bastante grande. Era una J.; estaba casi terminada ya, cuando el artista, furioso, dió un puntapié contra la tumba y la tierra voló por los aires. Por fin comprendió K.; era muy tarde para pedir disculpas; con sus diez dedos escarbó en la tierra, que no le ofrecía ninguna resistencia; todo parecía preparado de antemano; sólo para disimular, habían colocado esa fina capa de tierra; inmediatamente se abrió debajo de él un gran hoyo, de empinadas paredes, en el cual K. impulsado por una suave corriente que lo colocó de espaldas, se hundió. Pero cuando ya lo recibía la impenetrable profundidad esforzándose todavía por erguir la cabeza, alcanzó a ver arriba su nombre escrito con espléndidos trazos sobre la lápida.

Encantado con esta visión, se despertó.