lunes, 12 de septiembre de 2011

Tristeza

No me dejes, tristeza
aférrate a mi piel con tus finas garras
penetra mi carne hasta los huesos
hazlos temblar como a las hojas
en el viento furioso de la ausencia.
No me ignores, no esquives mis pasos
déjame abrirte el pecho
mi campo de batalla sin soldados
y sin fuego
mis manos tiesas sobre el blanco muro
mi alma muda, mis ojos ciegos.
Recuérdame lás lágrimas
el gemido violento del amor herido
recuérdame también los versos
y las noches y los días y las horas
quebradas en astillas.
No me olvides, tristeza
recuérdame que aún sigo estando
viva.



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