Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Nombras el cielo, niña.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la mañana,
se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.
Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
baña la tierra negra,
reverdece la flor, brilla en las hojas
y en húmedos vapores nos convierte.
No dices nada, niña.
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea
nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.
¡Niña que me levanta y resucita!
¡Ola sin fin, sin límites, eterna!
Octavio Paz
4 comentarios:
Es hermoso... me encanta este tipo de poesía vitalista (!!??) con tanta imagen, tanto color, tanta vida...
Bella la foto muy a tono con el el texto y mención aparte esta parte me cautivó:
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea
nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.
besos Patty!!
si Dany...Octavio es un grande...tengo pendiente leer mas sobre él...
Me crees si te digo que pensé en vos cuando lei el texto que citaste? jaja
besos y gracias por pasar!
Por qué no habría de creerte?? :)
poco afecta a leer poesía en otros tiempos... creo que también me gustaría leer de Octavio.
saludossss
es que ya me es inevitable pensar en vos cuando aparece el amarillo...
Mas que su poesia, siempre quise leer su libro "El Laberinto de la Soledad", me han dicho que es muy bueno.Una vez lo tuve entre mis manos y lo dejé pasar....Decisión mal tomada pero para nada irremediable...
besotes!
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