El frío como una constante
línea apenas mutable
entre caricia y caricia
y mil noches de llana ausencia
Un pájaro se estrella contra el vidrio
y aletea desesperado hacia la imagen
de su propia imagen aleteando
de su propia imagen aleteando
y cae, agotado de torpe insistencia
En esta caja hay palabras contenidas
la llave que nunca gira espera
yace sobre minutos acompasados
resistiendo al verbo temerario
Allí afuera hay amaneceres que anuncian
rojas sinfonías de amor o de muerte
y aquí los ojos, colgando del techo impávidos
se ciernen sobre el oscuro muelle
He de partir, lo sé
estoy amando
a pesar del pájaro, del frío y de la muerte
que amanecerá ineludible en las ventanas
Llévame!
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