Sentir el aire liviano bajo los pies
aflojar los músculos
decir que sí cuando el “no” te grita-
despiadado- huye!
y no escucharlo, y no sentirse
temblar en la cornisa
Sentir el zigzagueo de la sangre
devorarte las entrañas
morderte en la estática posición fetal
encerrada en el silencio de los cobardes
en la cueva del olvido
Sentir que puedes lo imposible
lo innombrable que se hace voces
gritando entre tus sienes
salta! salta!
no esperes nada
aquí te espero.