Todas la bocas son un témpano
y yo solo quiero decir
te amo.
Las máscaras absurdas mienten
todos los lenguajes
todas las miradas
y tus ojos solo dicen
este soy,
ríe, quiéreme,
eres mía.
Todas las manos están mirando
al cielo
y no hay cielo sostenido ya.
Tus manos que ya no me tocan
me hacen luna,
y también tormenta,
tus manos pausadas y dulces
aprendiéndome, llevándome
en cada tarde,
aquéllas.
En esta noche que se derrama
yace la piel que te ha abrazado
intacta, detenida,
nostálgica,
hambrienta de tus frutos
y tus fuegos,
desnuda y temblorosa
reclamante
del infierno de tus ojos,
míos.
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