El libro duerme sobre la mesa,
la esfera del tiempo
gotea minutos lánguidos,
crueles agujas
hostigando mi almohada
aburrida
de oírme respirar.
A esta hora,
no todos los días
ni cada noche,
pero a esta hora
quisiera decirte que me urges,
y no hay manera,
no hay abrazo posible,
ni
me gustas!
ni
me sientes?
solo el latido que apremia
y tortura
la carne débil.
Gira el cristal entre mi mano
como buscando las tuyas
entre los frutos perfectos,
desciendes en mi boca
hasta la sangre,
en tánico caudal
acariciando mis venas,
que después de ti
saben a tierra,
moras, lluvias y
madera.
Es el silencio nuestro aliado,
la distancia, mi condena
pero a esta hora
de fiebres y demonios,
te he encontrado,
amor,
y me has habitado
sin darte cuenta.
4 comentarios:
cuanta identicación... gracias!
gracias a ti....
me gustaría leerte...
sólo entro de visita a llenarme con lo que escriben otros... entré de casualidad y siempre te visito... me gusta.. si bien no escribo, te leo...
gracias!...que las palabras se reciban y lleguen es lo satisfactorio...
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