Quizás sean estos días festivos
en que la gente olvida que hay hambre,
deudas, guerra y sangre,
y que el amor se ha vuelto una mentira,
y que el mundo es un hogar deshabitado.
Quizás sea que me he vuelto lobo,
copa derramada, cáctus
o sueño roto,
y caigo lenta y pesadamente
como árbol derribado a golpes
sobre la hierba amarilla
de tanta sal y sed.
Quizás sea ya tan igual a todo,
lo que niego y desdeño,
ciega máscara, indiferente,
renunciable,
perfectamente olvidable e
invisible,
carne, hueso, piel
y nada más.
Quizás solo seas tú
y tu ausencia repetida
y tus palabras mudas
o todo aquello que no puedes darme
para recordarme que alguna vez
he estado viva.
Pero seguramente
sea yo y tan sólo
yo,
mi única y equívoca razón
de esta insana pena,
y solo muera por esta noche
para resucitar mañana
en el vientre febril
de alguna esperanza.
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